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Con solo cuatro días de clases en lo que va del año, la comunidad educativa se enfrenta a un panorama de incertidumbre, frustración y, sobre todo, de profundo perjuicio para los estudiantes de la localidad. Yamilen Madelein Vásquez, delegada del curso de 5° año, es la voz de una generación que lucha por acceder a una educación digna en condiciones adecuadas.
“Es realmente difícil estudiar en estas circunstancias. Hemos tenido que turnarnos para dar clases en un espacio prestado por el municipio, porque aún están realizando reparaciones en el edificio del colegio. La situación no solo nos retrasa, sino que también nos afecta emocionalmente”, expresa Yamilen, quien, a pesar de su corta edad, tiene clara la magnitud de la problemática.
El CPEM 95, una institución educativa clave para la localidad de Manzano Amargo, no ha podido comenzar el año de manera normal. Las reparaciones en el edificio, que deberían haber sido terminadas mucho antes, siguen sin concluir, obligando a los estudiantes a adaptarse a un ambiente inadecuado para el aprendizaje. En lugar de poder estudiar en sus aulas, los alumnos deben organizarse para utilizar el espacio municipal, lo que reduce significativamente el tiempo de clase y afecta su rendimiento académico.
“La falta de un lugar adecuado para estudiar, la interrupción constante y la imposibilidad de tener clases completas hace que el aprendizaje no sea el mismo. Es frustrante, sobre todo para aquellos que estamos en los últimos años y necesitamos prepararnos bien para el futuro”, comenta Yamilen, visiblemente preocupada por el impacto a largo plazo de esta situación.
